20 Poemas del Día de la Madre 2022: Cortos y bonitos para dedicar
Te dejamos a continuación una compilación de los mejores poemas para el día de la madre en este 2022.
20 Poemas del Día de la Madre 2022: Cortos y bonitos para dedicar. El día de las madres se festeja cada año, en diferente fecha en diferentes partes del mundo, el festejo va a depender de cada cultura.
Aquí en Latinoamérica es común honrar a quienes son la figura clave en el desarrollo de los niños con regalos, comidas o festejos escolares.
Las flores, la música, los postres y la poesía son indiscutiblemente los recursos que más se utilizan para demostrar agradecimiento por todos los esfuerzos que una madre hace en el hogar y aunque el origen de esta celebración es incierto, ya es una tradición extendida y consolidada.
20 poemas para el día de la madre para este 2022.
1.- Duele no verte, me pasa,
pero no te juzgo, yo entiendo,
y ahora más, que estoy creciendo
y no falta el pan en casa.
Haces tanto por mi bien,
lunes, jueves, sin distingo,
madre, incluso el domingo
vas y trabajas también.
Es tu esfuerzo, gran mujer,
el que sostiene este techo,
gracias doy por lo que has hecho,
por tu entrega, por tu ser.
Juan Ortiz
2.- Una rosa cayó del cielo
mamita la recogió
se la puso en su cabello
y qué bonito le quedó.
Morelia
3.- Quiero ser un pintor mago
para ti, mi madrecita
y pintar una estrellita
que te cuente lo que hago.
Dibujar también un día
de descanso para ti,
trabajas tanto por mí
Madrecita, corazón,
pintor mago quiero ser
para hacerte florecer
un jardín en el balcón.
Juan Ortiz
4.- ¡Qué azul es el cielo!
¡Qué blanca es la arena!
¡Qué linda es mi madre,
tan dulce y tan buena!
Verónica Bonfligio
5.- Si me atacan, tú apareces,
vienes, llegas de la nada,
como una luz, como un hada
y la maldad desvaneces.
Madre, me libras sin miedo,
de lo que quiere dañarme,
y no, no voy a cansarme
de agradecer por ti al cielo.
Eres toda una heroína,
una guerrera valiente,
mi luna bella, creciente,
gema muy brillante y fina.
Juan Ortiz
6.- A mi madre
Bello es lo bello
igual que tú
que tú y la rosa
y el paspartú.
Lucía Olmedo
7.- Cada cosa está en su espacio,
muebles, platos, vasos, ollas,
aceites, papas, cebollas,
y el gato de pelo lacio.
Día y noche te dedicas,
en la sala, el baño, el porche,
sin que un vino se descorche
por lo que tú significas.
No te quejas, no, por nada,
no escatimas en tu esfuerzo,
cada cena, cada almuerzo
es puro arte, madre amada.
Dios bendiga cada parte
de tu ser, y te proteja,
que sana llegues a vieja,
eres, mamá, mi estandarte.
Juan Ortiz
8.- Madre, tú no tienes precio,
tenerte viva es puro oro,
no hay rubíes, no hay tesoro
que tengan tu brillo recio.
Yo te miro bien y aprecio
la obra gigante de Dios;
que no se dibuje un adiós
en nuestro camino jamás,
eso es lo que deseo más:
la eternidad para vos.
Juan Ortiz
9.- Enseñarás a volar…pero no volarán tu vuelo. Enseñarás a soñar…pero no soñarán tus sueños. Enseñarás a vivir…pero no vivirán tu vida. Enseñarás a cantar…pero no cantarán tu canción. Enseñarás a pensar…pero no pensarán como tú. Pero sabrás que cada vez que ellos vuelen, sueñen, vivan, canten y piensen… ¡Estará en ellos la semilla del camino enseñado y aprendido!
Madre Teresa de Calcuta
10.- Mamita, mamita que linda que estas,
mirando estas flores que tu hija te da,
sonríe, sonríe mi linda mamita
mis ojos te miran tu dulce carita,
pareces princesa, princesa real
vestida de fiesta, mi dulce mama.
Anónimo
11.- Cinco letras tiene un ángel,
que me cuidó en su vientre,
me llevó por mil caminos,
me enseñó a ser valiente.
Anónimo
12.- He aprendido a cocinar
pan con leche, madrecita,
es fácil, se necesita
muy poco pa’ preparar.
De pan, una rebanada
y la pongo sobre el plato,
luego de eso alejo al gato
pa’ que no se coma nada.
Después busco, sí, la caja
de la leche en la nevera,
justo al lado de la pera,
en la parte que es más baja.
Voy despacio, porque pesa,
sobre el pan echo un poquito
de leche, después me quito
y te llamo así a la mesa.
Juan Ortiz
13.- A mi madre:
porque tú me
transmitiste tu
pensamiento a
través del
idioma y ahora
yo quiero
decirte que en
éste y todos
los días te la
pases y estés
muy bien.
Victoriano de la Cruz
14.- A mi mamá
todas las mañanas
sueño al despertar
que del cielo un ángel
me viene a besar
Al abrir los ojos
Miro donde está
y en el mismo sitio
veo a mi mamá.
Anónimo
15.- Quiero escribirte, mamá,
con abrazos, con colores,
con besitos, con olores
que te amo de verdad.
Un poema que sea grande,
como lo es tu corazón,
y que sirva de canción
pa’ cantarte donde yo ande.
Un poema a ti, mamá,
que aleje lo que te asusta,
con el dulce que te gusta
y amor como el que me das.
Un poema pa’ diciembre,
para toda la semana,
y que te mantenga sana
y así estar juntos por siempre.
Juan Ortiz
16.- Mi mamá es muy buena
dulce y cariñosa
siempre me regala
su sonrisa hermosa.
Mi mamá es la luna
Mi mamá es el sol,
Todas las estrellas
Con su resplandor.
Anónimo.
17.- Mamita querida
que linda que estás
con tu bella sonrisa
que cada día me das.
Tu mirada de amor
me hace soñar
dulce madre
te amo más y más.
Anónimo
18.- Quiero soñar con mamá,
y así aprovechar el tiempo
que pierdo cuando me duermo
y no la puedo abrazar.
Soñar como si despierto
caminara en el jardín
y divertirnos sin fin
bajo un lindo cielo abierto.
Que haya allí elefantes
con botas y con bigotes,
también monos en sus botes
con corbatas y con guantes.
Te quiero soñar, mamá,
en un mundo de fantasía,
donde siempre sea de día,
y cantar, bailar, amar.
Juan Ortiz.
19.- Madre del alma, madre querida
son tus natales; quiero cantar
porque mi alma de amor henchida,
aunque muy joven, nunca se olvida
que la vida me hubo de dar.
Pasan los años, vuelan las horas
que yo a tu lado me siento ir,
por tus caricias arrobadoras
y las miradas tan seductoras
que hacen mi pecho fuerte latir.
A Dios le pido constantemente
para mi madre vida inmortal;
porque es muy grato, sobre la frente
sentir el roce de un beso ardiente
que de otra boca nunca es igual.
José Martí
20.- Podrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar;
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor. Gustavo Adolfo Becquer.